jueves, 22 de enero de 2009

RIQUITO Y SOL

En un tiempo muy lejano vivía en el bosque del caserío La Quinua un hombrecito llamado Riquito, era muy humilde, había construido su choza con pajas y palos y trabajaba para el hacendado del lugar llamado Wilfredo, éste era muy malo, hacía trabajar a Riquito desde las 4 de la mañana hasta que se ocultaba el sol y casi siempre se dedicaba a insultar y menospreciar a Riquito.

Wilfredo tenía una hija, su única hija, tenía 16 años, ella en cambio era muy buena y hermosa, se llamaba Sol. Un día Sol se encontraba paseando por los jardines de su casa y de repente escucho el llanto de una persona, muy sigilosamente se acerca y encuentra a Riquito que se lamentaba por la vida que llevaba, entonces ella le ofrece ayudar pero sin que se diera cuenta su padre, y es así como desde aquel momento ella le dabas muchas cosas para satisfacer sus necesidades: ropa, comida, dinero, etc.

El malvado Wilfredo se dio cuenta de las acciones de su hija y le prohibió que le ayude y se puso muy furioso, empezó a maltratar aún más a Riquito, lo castigaba y después de su jornada lo encerraba en un cuarto oscuro sin comer. Sol que era un ángel, enfermó de pena, la llevaron a los mejores médicos y no podían sanarla. El padre desahuciado la lleva a su casa, entonces Riquito pudo escaparse para ver a Sol, la encontró moribunda y le dijo que pronto moriría, su corazón estaba enfermo por la pena de los castigas de su padre y no habían encontrado una persona que done un corazón.

Riquito sin pensarlo dos veces, corre a su patrón y le rogó que para permitir que Sol viviera donaría su corazón. Fueron al hospital, inmediatamente los médicos prepararon a la paciente, extrajeron el corazón de Riquito y lo transplantaron en Sol; pero Dios quiso que estos dos seres tan buenos ya no sigan sufriendo en la tierra, tan luego Sol se dio cuanta de la acción de Riquito, expiró y los dos fueron al cielo. Wilfredo al saber esto corrió a su casa tentado por el diablo y se suicidó y su alma fue llevada al infierno; en cambio Riquito y Sol gozan del amor de Dios.

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